Dos genialidades de Leo Messi en dos minutos y un gol en el último suspiro de Neymar han decidido un enorme partido del Barça, que derrotó al Bayern de Múnich con una incontestable victoria (3-0) que le acerca a la final de la Champions.
En la vuelta de Pep Guardiola, el protagonista fue Messi, que decidió un partido que se mantuvo igualado hasta el minuto 77. Si aparece Leo, todo es diferente. "No hay defensa, ni sistema que pueda parar a Leo, es demasiado bueno", las palabras de Pep en la víspera resultaron premonitorias.
Salió el Barça con los argumentos que le han llevado a soñar con el triplete desde aquella lejana derrota en Anoeta. Apareció el Bayern con un inhabitual dibujo táctico, un 3-5-2, con tres centrales (Benatia, Boateng y Rafinha), pero tuvo que cambiar pronto la idea Guardiola, porque los azulgrana antes del cuarto de hora pudieron marcar un par de goles.
Dos ocasiones, una de Suárez y otra Neymar, para empezar a decidir el partido. Pero no entró ninguna de las dos, en la primera Suárez solo ante Neuer no pudo ante el meta alemán; en la segunda el uruguayo cedió sobre Neymar y Rafinha, sin querer, evitó el gol.
¿Y Messi? Leo desbordó y se ofreció, puso su talento al servicio del equipo. Partiendo desde la derecha, encontró las diagonales y conectó con sus dos compañeros en ataque, rompiendo líneas, algo que también intentó Andrés Iniesta. Cada vez que Messi encaraba a su par, la defensa del Bayern temblaba.
Recién en el segundo tiempo, el argentino, marcó el primero tras un remate seco desde la frontal del área que superó a Neuer en el minuto 77. Dos minutos después, firmó una obra de arte, al regatear a Boateng y picar el balón por encima del magnífico meta alemán. La fiesta azulgrana la completó en el tiempo añadido Neymar, que culminó una contra y deja a su equipo con un pie y medio en la final.
No se puede explicar el partido sin la aparición de Messi en un gran partido de fútbol en el que no hubo ni un instante de tregua desde el inicio.