Uno de los cargos que pesan sobre los hombros del presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Carlos Chávez, y del secretario Ejecutivo, Alberto Lozada, es estafa por incumplimiento en la entrega de un monto económico de la recaudación del partido amistoso entre las selecciones de Brasil y Bolivia el sábado 6 de abril de 2013 en el estadio "Ramón Aguilera Costas".
Tras la disputa del cotejo con triunfo a favor de Brasil por 4-0, hubo una reunión del Comité Ejecutivo de la Federación en la cual quedó determinado que 150 mil bolivianos irían destinados a la familia de Kevin Beltrán (14 años), hincha fallecido por el impacto de una bengala en el partido entre San José y Corinthians por la Copa Libertadores de América 2013. Incluso se mencionó que aparte 220 mil bolivianos irían a los seleccionados de 1963.
"Ellos (Lozada y Chávez) me dijeron que una parte iría como donación a la familia, pero hasta la fecha no vi ni un centavo. Conversé vía teléfono con el señor Lozada, quien afirmó que me entregaría ese dinero, pero jamás lo hizo ni me devolvió la llamada", explicó Limberg Beltrán, padre de Kevin.
Las excusas que dieron los federativos fue que esperaban que la cuenta de la entidad sea descongelada por el problema que tenía con el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), porque el cheque ya estaba listo.
Beltrán lamentó que los dirigentes mercatilizaron con la muerte de su hijo y por intermedio de las declaraciones de Chávez ante el periodismo supo que de la sanción de 200 mil dólares de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) contra Corinthians, cuyo hincha lanzó la bengala cortando la vida de Kevin, un porcentaje estaba dirigido a la familia Beltrán porque había gestiones avanzadas de la federación para hacer realidad esta entrega.
Con todo lo que sucedió y el accionar de los implicados, el padre de Kevin aumentó su desconfianza y molestia hacia ellos. No está descartada la idea de unirse a la actual demanda para esclarecer este hecho.
La federación por intermedio de su Departamento de Prensa envió documentos aclarando que en ningún momento hubo un acuerdo escrito que establezca que cierta cantidad de la recaudación iría a la familia de Kevin y que ese dinero fue enviado a diferentes cuentas para pagar los derechos de televisación del seleccionado brasileño y otros gastos.