Bolivia aguardaba la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que a las 9h00 bolivianas (13h00 GMT) del jueves se dirá en La Haya competente o no para tratar el juicio marítimo entablado en 2013 a Chile, donde crecían las voces para desconocer la tuición del alto tribunal.
Con mesurado pero marcado optimismo, el gobierno boliviano, que instruyó el embanderamiento en todos los puntos poblados del país andino amazónico, prestaba toda su atención al fallo de la CIJ que se conocerá 14 meses después que Chile objetara la competencia del alto tribunal y más de 2 años después que Bolivia plantó el juicio en La Haya.
La CIJ dirá su pronunciamiento en presencia de los agentes que Bolivia y Chile acreditaron en 2013, Eduardo Rodríguez Veltzé y Felipe Bulnes respectivamente.
Los abogados internacionales que asisten a ambos países acompañarán, a su vez, a Rodríguez Veltzé y Bulnes.
Bolivia, dijo su vicepresidente Álvaro García Linera, ha previsionado todos los escenarios emergentes del pronunciamiento de la CIJ.
Lo mismo señaló el canciller de Chile, Heraldo Muñoz.
La CIJ dirá su punto de vista menos de 5 meses después que Chile y Bolivia presentaran en La Haya sus alegatos orales a favor y contra del recurso presentado por Santiago que impugnó la competencia del tribunal.
De acuerdo con la jurisprudencia internacional, la CIJ podrá declararse competente para tratar la demanda boliviana para obtener una salida soberana al Océano Pacífico; podrá, asimismo, reconocerse incompetente y, por último, postergar su decisión para el final del litigio y abrir las compuertas del tema de fondo, es decir el reclamo marítimo de Bolivia.
Sólo en el segundo escenario planteado, el juicio que abrió Bolivia a Chile terminará sin apelación.
En los otros dos, es decir primer y tercer escenarios, la impugnación habrá servido de digresión en el proceso que ya vio a Bolivia presentar en abril de 2014 la Memoria de su demanda marítima.
Fundada en una retahíla de compromisos de Estado contraídos lo mismo que incumplidos por sus autoridades durante el siglo XX, Bolivia busca que Chile se avenga a negociar de buena fe y con efecto vinculante una salida soberana al mar Pacífico.
En otras palabras, La Paz busca que luego de más de un siglo de cabildeos, Chile restaure la cualidad marítima con que Bolivia nació a la vida independiente en 1825 y que en 1879 perdió por la fuerza de las armas.
La antesala del pronunciamiento de la CIJ fue sometida a un intercambio de declaraciones y acciones tanto de La Paz cuanto de Santiago.
Muñoz, que el martes flanqueó a la presidente Michelle Bachelet en una reunión con representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria, con los que barajó los escenarios que surgirán del fallo de la justicia, advirtió a principios de semana que Bolivia deberá entender, "tarde o temprano" que Chile no entregará, incluso a pesar de la CIJ, lo que implica el sistema de Naciones Unidas, "ni un centímetro" de su territorio ni de su soberanía.
Muñoz que dijo haber hecho "lo necesario" para que la CIJ se desentienda del proceso boliviano apenas el Tribunal comunicó a las partes que fallaría el 24 de setiembre, subrayó la víspera que "nuestra causa, nuestra interposición de las objeciones preliminares son una cuestión de interés nacional y una Política de Estado".
Mientras miembros prominentes de la Comisión de Exteriores del Congreso de Chile hablaban sin ambages de desconocer de una a la CIJ, entre otros el diputado Jorge Tarud y el senador Juan Pablo Letelier, Bachelet coincidía con sus antecesores, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera para escrutar el escenario internacional en este tópico para su país.
Ante el silencio rotundo de La Moneda sobre el particular y después que Tarud sugiriera abandonar el Pacto de Bogotá de fines de los "40 del siglo pasado, que plantea en el sistema interamericano la resolución pacífica de controversias, Letelier fue contundente al señalar ayer, martes, que Chile no va a ceder soberanía "bajo ningún motivo ni circunstancia".
"Que la Corte sepa y la comunidad internacional que Chile no va a aceptar cualquier cosa que se diga. Nosotros no vamos y no nos pueden obligar a ceder parte de nuestro territorio ni parte de nuestra soberanía", concluyó, según el diario La Tercera.
Mas, Bulnes advirtió, hoy mismo desde La Haya en su cuenta de Twitter que si Chile decidiera retirarse del juicio "no por eso el juicio deja de seguir adelante".
Después de afirmar que "el derecho internacional está de nuestro lado", pidió "transmitir tranquilidad" si el fallo de este jueves fuera adverso.
Mientras Tarud y Letelier parecían anticipar uno de los 3 escenarios posibles, el excanciller boliviano Javier Murillo de La Rocha planteaba otros vinculados con la prosecución del juicio que, dijo a la Agencia de Noticias Fides, durará 4 años más hasta 2019.
Abandonar, ya mismo, la Corte, por parte de Chile y relanzar el Pacto de Bogotá. Uno.
Aceptar, por parte de Bolivia, un canje territorial en áreas equivalentes. Dos. Ceder la utilización del 100% de aguas del Río Lauca, desviado unilateralmente en 1962 por parte de Chile y motivo de la penúltima ruptura de relaciones diplomáticas. Tres.
Y, por parte de Chile, desmilitarizar la zona asignada a Bolivia. Cuatro.
Con mesurado pero marcado optimismo, el gobierno boliviano, que instruyó el embanderamiento en todos los puntos poblados del país andino amazónico, prestaba toda su atención al fallo de la CIJ que se conocerá 14 meses después que Chile objetara la competencia del alto tribunal y más de 2 años después que Bolivia plantó el juicio en La Haya.
La CIJ dirá su pronunciamiento en presencia de los agentes que Bolivia y Chile acreditaron en 2013, Eduardo Rodríguez Veltzé y Felipe Bulnes respectivamente.
Los abogados internacionales que asisten a ambos países acompañarán, a su vez, a Rodríguez Veltzé y Bulnes.
Bolivia, dijo su vicepresidente Álvaro García Linera, ha previsionado todos los escenarios emergentes del pronunciamiento de la CIJ.
Lo mismo señaló el canciller de Chile, Heraldo Muñoz.
La CIJ dirá su punto de vista menos de 5 meses después que Chile y Bolivia presentaran en La Haya sus alegatos orales a favor y contra del recurso presentado por Santiago que impugnó la competencia del tribunal.
De acuerdo con la jurisprudencia internacional, la CIJ podrá declararse competente para tratar la demanda boliviana para obtener una salida soberana al Océano Pacífico; podrá, asimismo, reconocerse incompetente y, por último, postergar su decisión para el final del litigio y abrir las compuertas del tema de fondo, es decir el reclamo marítimo de Bolivia.
Sólo en el segundo escenario planteado, el juicio que abrió Bolivia a Chile terminará sin apelación.
En los otros dos, es decir primer y tercer escenarios, la impugnación habrá servido de digresión en el proceso que ya vio a Bolivia presentar en abril de 2014 la Memoria de su demanda marítima.
Fundada en una retahíla de compromisos de Estado contraídos lo mismo que incumplidos por sus autoridades durante el siglo XX, Bolivia busca que Chile se avenga a negociar de buena fe y con efecto vinculante una salida soberana al mar Pacífico.
En otras palabras, La Paz busca que luego de más de un siglo de cabildeos, Chile restaure la cualidad marítima con que Bolivia nació a la vida independiente en 1825 y que en 1879 perdió por la fuerza de las armas.
La antesala del pronunciamiento de la CIJ fue sometida a un intercambio de declaraciones y acciones tanto de La Paz cuanto de Santiago.
Muñoz, que el martes flanqueó a la presidente Michelle Bachelet en una reunión con representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria, con los que barajó los escenarios que surgirán del fallo de la justicia, advirtió a principios de semana que Bolivia deberá entender, "tarde o temprano" que Chile no entregará, incluso a pesar de la CIJ, lo que implica el sistema de Naciones Unidas, "ni un centímetro" de su territorio ni de su soberanía.
Muñoz que dijo haber hecho "lo necesario" para que la CIJ se desentienda del proceso boliviano apenas el Tribunal comunicó a las partes que fallaría el 24 de setiembre, subrayó la víspera que "nuestra causa, nuestra interposición de las objeciones preliminares son una cuestión de interés nacional y una Política de Estado".
Mientras miembros prominentes de la Comisión de Exteriores del Congreso de Chile hablaban sin ambages de desconocer de una a la CIJ, entre otros el diputado Jorge Tarud y el senador Juan Pablo Letelier, Bachelet coincidía con sus antecesores, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera para escrutar el escenario internacional en este tópico para su país.
Ante el silencio rotundo de La Moneda sobre el particular y después que Tarud sugiriera abandonar el Pacto de Bogotá de fines de los "40 del siglo pasado, que plantea en el sistema interamericano la resolución pacífica de controversias, Letelier fue contundente al señalar ayer, martes, que Chile no va a ceder soberanía "bajo ningún motivo ni circunstancia".
"Que la Corte sepa y la comunidad internacional que Chile no va a aceptar cualquier cosa que se diga. Nosotros no vamos y no nos pueden obligar a ceder parte de nuestro territorio ni parte de nuestra soberanía", concluyó, según el diario La Tercera.
Mas, Bulnes advirtió, hoy mismo desde La Haya en su cuenta de Twitter que si Chile decidiera retirarse del juicio "no por eso el juicio deja de seguir adelante".
Después de afirmar que "el derecho internacional está de nuestro lado", pidió "transmitir tranquilidad" si el fallo de este jueves fuera adverso.
Mientras Tarud y Letelier parecían anticipar uno de los 3 escenarios posibles, el excanciller boliviano Javier Murillo de La Rocha planteaba otros vinculados con la prosecución del juicio que, dijo a la Agencia de Noticias Fides, durará 4 años más hasta 2019.
Abandonar, ya mismo, la Corte, por parte de Chile y relanzar el Pacto de Bogotá. Uno.
Aceptar, por parte de Bolivia, un canje territorial en áreas equivalentes. Dos. Ceder la utilización del 100% de aguas del Río Lauca, desviado unilateralmente en 1962 por parte de Chile y motivo de la penúltima ruptura de relaciones diplomáticas. Tres.
Y, por parte de Chile, desmilitarizar la zona asignada a Bolivia. Cuatro.