El partido de la Copa América entre Argentina y Bolivia estaba cero a cero. Los albicelestes se encontraban molestos con el resultado, pero sobre todo con la pobre producción del equipo que tenía como capitán a Lionel Messi, considerado el mejor jugador del mundo.
De pronto, una jugada de las tantas que se producen en un cotejo - que debía pasar inadvertida para todos porque Carlos Arias, el arquero nacional, se había quedado con la pelota-, atrajo la atención de todos en el estadio y de millones que lo veían por la televisión: Messi dice algo y Raldes reacciona. El diez insiste en la confrontación y la respuesta del líbero no se deja esperar: el cruceño, sin dejar de proferir algunos epítetos - que achican el estado de ánimo del argentino-, coloca la cabeza a la altura de la nariz de Messi quien retrocede un paso, por si acaso.
Raldes le gana la pulseada anímica y los compañeros de Messi acuden en su defensa y los nacionales también hacen lo mismo con su capitán. El árbitro interviene y separa a los protagonistas del hecho con la amenaza de sacarles tarjeta amarilla. Allí queda todo.
La reacción posterior en las redes sociales fue clara y la pregunta que nunca responderán los jugadores - sobre todo Raldes “porque lo que pasa en la cancha, se queda en la cancha”-, es lo que quisieran saber todos, aunque mucha agua ha corrido debajo del puente.
Este viernes, en Houston, por obra y gracia de un partido amistoso, Bolivia y Argentina jugarán un partido; oportunidad en la que Raldes y Messi se volverán a ver la caras y deberán darse la mano, porque ambos son capitanes de sus equipos, salvo que algunos de ellos deje de serlo, precisamente en esa jornada.
Solamente ellos saben qué se dijeron, pero esta imagen fue una de las que más se vio en un partido de fútbol, como para no recordarlo cada vez que se enfrentan, como también ocurrió en las eliminatorias.
De pronto, una jugada de las tantas que se producen en un cotejo - que debía pasar inadvertida para todos porque Carlos Arias, el arquero nacional, se había quedado con la pelota-, atrajo la atención de todos en el estadio y de millones que lo veían por la televisión: Messi dice algo y Raldes reacciona. El diez insiste en la confrontación y la respuesta del líbero no se deja esperar: el cruceño, sin dejar de proferir algunos epítetos - que achican el estado de ánimo del argentino-, coloca la cabeza a la altura de la nariz de Messi quien retrocede un paso, por si acaso.
Raldes le gana la pulseada anímica y los compañeros de Messi acuden en su defensa y los nacionales también hacen lo mismo con su capitán. El árbitro interviene y separa a los protagonistas del hecho con la amenaza de sacarles tarjeta amarilla. Allí queda todo.
La reacción posterior en las redes sociales fue clara y la pregunta que nunca responderán los jugadores - sobre todo Raldes “porque lo que pasa en la cancha, se queda en la cancha”-, es lo que quisieran saber todos, aunque mucha agua ha corrido debajo del puente.
Este viernes, en Houston, por obra y gracia de un partido amistoso, Bolivia y Argentina jugarán un partido; oportunidad en la que Raldes y Messi se volverán a ver la caras y deberán darse la mano, porque ambos son capitanes de sus equipos, salvo que algunos de ellos deje de serlo, precisamente en esa jornada.
Solamente ellos saben qué se dijeron, pero esta imagen fue una de las que más se vio en un partido de fútbol, como para no recordarlo cada vez que se enfrentan, como también ocurrió en las eliminatorias.
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